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Un proyecto legislativo impulsado por el gobierno de Panamá para reconocer los matrimonios y uniones entre personas del mismo sexo celebradas en el exterior ocasionó tal revuelo que finalmente fue retirado del debato parlamentario. Activistas denuncian pacto fundamentalista contra los derechos LGBTI.
Mayo fue un mes de idas y vueltas en cuanto al tratamiento legislativo de las parejas del mismo sexo, en Panamá. A principios de mes se legisló sobre la adopción del Código de Derecho Internacional Privado de la República de Panamá, en cuyos artículos se expresa que “se prohíbe el matrimonio entre individuos del mismo sexo”.
En su momento se interpretó que la adopción del Código también establecía que Panamá no reconoce las uniones del mismo sexo oficializadas en otros países. Es por eso que, al comienzo de las sesiones extraordinarias del Parlamento, el 21 de mayo, el Gobierno presentó un proyecto que expresaba: “El matrimonio celebrado en el país extranjero de conformidad a las leyes de este país o con las leyes panameñas, producirá en la República de Panamá los mismos efectos civiles como si se hubiera celebrado en Panamá”.
Al respecto, el ministro panameño de Gobierno, Jorge Ricardo Fábrega, dijo que con el fenómeno de la globalización “se han variado los conceptos estereotipados con relación a la aprobación de materializar, bajo la figura del matrimonio, la unión de dos personas del mismo sexo”. Y agregó: “Panamá no escapa a esta realidad porque cuenta entre su población con una representativa comunidad de personas homosexuales que reclaman a los Gobiernos la materialización de la igualdad de derechos con relación al resto de los ciudadanos, específicamente, a permitirles contraer matrimonio dentro de los parámetros que exige la ley”.
Sin embargo, a principios de la semana siguiente, el proyecto del Gobierno que pretendía reconocer el matrimonio de parejas del mismo sexo celebrado en el extranjero fue retirado del debate parlamentario. En esta ocasión, Fábrega dijo en conferencia de prensa que había pedido al saliente presidente panameño, Ricardo Martinelli, el retiro de la iniciativa por la polémica suscitada.
Según Fábrega, es conveniente una mayor discusión sobre el asunto y alcanzar un “consenso”. “No creo que la asamblea en sesiones extraordinarias sea el escenario adecuado (…) Probablemente, en la Asamblea Constituyente Paralela” que ha anunciado para 2015 el presidente electo, Juan Carlos Varela, “sea el momento”.
Las últimas declaraciones del Ministro tuvieron lugar después de recibir llamadas del arzobispo de Ciudad de Panamá, José Domingo Ulloa, del obispo de David (Chiriquí), José Luis Lacunza y líderes de las iglesias evangélicas, según él mismo confirmó.
Ricardo Beteta, uno de los líderes de la comunidad gay en Panamá, declaró a los periodistas que el gobierno “no era serio” en este asunto, que lleva pendiente de discusión desde hace años. Beteta aseveró que en Panamá con el paso de los años “se ha ido cerrando el paso al tema” de los derechos de esa población Lesbiana, Gay, Bisexual y Transexual (LGBT), con la única excepción del 2008, cuando el entonces presidente Martín Torrijos (2004-2009) “derogó el Decreto 149 que sancionaba la práctica de la homosexualidad con penas de cárcel y multas”.
Pacto fundamentalistas aviva lucha LGBTI de Panamá
Los grupos LGBTI de Panamá lanzaron el mayor grito de su historia y avivaron la lucha a favor de sus derechos, al manifestar su total oposición a la firma de un pacto fundamentalista, en que cinco de los siete candidatos a la Presidencia de la República se comprometieron a no aprobar ninguna iniciativa que promueva los derechos humanos de las personas sexualmente diversas. La iniciativa fue gestada desde la Iglesia católica y otros grupos de religiosos fundamentalistas.
El auditorio de la Universidad Santa María La Antigua, fue mancillado cuando la policía desalojó a golpes y empujones a los y las activistas LGBTI y de la Sociedad Civil que se manifestaban en contra de la firma del denominado “pacto por la vida y la familia”.
El triunfo de Juan Carlos Varela como nuevo presidente de Panamá deja muchos sinsabores, pues además de firmar el pacto de la familia es sumamente conservador, lo que seguramente significará un retroceso para los derechos humanos LGBTI.
FUENTE: ILGA