Daria Suárez

María se mudo desde un pueblo pequeño a San Francisco en 1990 con la intención de vivir en libertad su lesbianismo. Allí conoció y se enamoró de una mujer varios años mayor que ella que la introdujo en un ambiente excitante lleno de lesbianas políticas y feministas, así como en ambientes de cuero, reuniones con mucha gente...un nuevo mundo para ella. Pocas semanas después de conocerse se fueron a vivir juntas y María se dio cuenta que su atenta novia se convirtió de repente en una mujer de celos obsesivos.

Si María hablaba con otra mujer, su pareja la agarraba del brazo y se la llevaba a casa. Allí muchas veces la amenazaba empujando y terminaba pegándole pequeños golpes que le dejaban el cuerpo lleno de cardenales. Después de esto, la novia de María se ponía especialmente cariñosa y le pagaba billetes de avión para que pudiera ir a ver a su familia. "Estaba constantemente asustada y herida, tanto física como emocionalmente". Poco a poco, María se convirtió en una prisionera en su propia casa.

Una noche, después de encontrar a María tratando de escapar, su pareja la golpeó fuertemente y la violó. Sólo después de tres intentos más logró escapar y aun ahora dice que muchas veces siente que su ex-pareja está detrás de la puerta.

1. La revista gay Advocate (USA) realizó una encuesta sobre violencia por parte de las parejas gay/ lésbicas. Sorprendentemente, o quizá no tanto, las respuestas se dividieron de la siguiente manera: contestaron que no un 67.8% y contestaron que sí un 32.2%. Esta es una cifra que debemos de tener en cuenta si tenemos conciencia de que muchos gays o lesbianas tienen dificultades para asumir que son maltratados por parte de sus parejas, y que en muchas ocasiones ni siquiera son capaces de reconocer ese maltrato, por lo que es factible que las cifras podrían sean mayores.

De acuerdo con cifras no oficiales en México, en una de cada cuatro parejas (25%) de mujeres se presentan situaciones de violencia doméstica. Al igual que entre las parejas heterosexuales, la violencia puede ser física, sexual, psicológica o patrimonial.

La violencia doméstica entre una pareja lésbica es cualquier situación que implique abuso verbal (insultos, desprecios, gritos, etc.), abuso psicológico (permanente culpabilización de la otra persona, manipulación, separación de la familia y otras), abuso financiero (la agresora se aprovecha del dinero, de los bienes o del trabajo de la víctima), abuso sexual (violaciones o imposiciones para realizar determinadas prácticas sexuales que la otra persona no quiere realizar), amenazas de cualquier tipo y por último, cualquier situación que implique control, dominio, humillación de la otra persona.
En todos estos casos, lo más corriente es necesitar ayuda para romper la convivencia y ayuda después para recuperarse. Son situaciones muy destructivas que implican gran sufrimiento. La recuperación de la persona agredida será más difícil y larga cuanto más sea el tiempo durante el cual conviva con quién la agrede y cuanto más tiempo transcurra hasta que se conciencie de que está siendo víctima de maltrato doméstico.

2. Para Jill Falk, investigadora de Mujeres Trabajadoras Unidas A.C. en México, y coordinadora de un proyecto para apoyar a las lesbianas con problemas intradomésticos, "la violencia doméstica es cualquier comportamiento que adopta una mujer para controlarte. Esto incluye daños físicos, sexuales o psicológicos o lo que te causa vivir con miedo. La amenaza es una forma de violencia. Las agresiones y el abuso sexual son las más obvias formas de violencia... pero la violencia y el abuso psicológico muchas veces son engañosos porque son difíciles de detectar y explicar, además de que se piensa que son 'normales en una relación'".

En México, muchos de los casos de violencia entre parejas de mujeres se presentan por razones relacionadas con el entorno social: la crisis económica impone, quiérase o no, relaciones de dependencia y poder. Otros motivos por los que se presenta la violencia entre mujeres son el nivel académico distinto, el alcoholismo o la adicción, la religión, la pérdida gradual de individualidad y el grado distinto de "desclosetamiento" (asumir o no públicamente el ser lesbiana) de cada una de las personas involucradas en la relación.

"Aunque existe la creencia de que las relaciones homosexuales son más inestables que las heterosexuales, también entre las mujeres se construyen relaciones de fuerte dependencia. Cuando se da una relación violenta entre dos mujeres, sin embargo, hablarlo es mucho más complicado que cuando eso sucede en una pareja heterosexual".

Jill Falk explica que la idea del viejo feminismo de que las mujeres no son violentas, y la creencia lesbiana de que entre las chicas todo va a ser mejor porque son mujeres y "lo natural" es que no se hagan daño y todo sea parejo, impide a muchas parejas inmersas en una dinámica de agresiones físicas o psicológicas hablarlo, aun con otras lesbianas, y hacer algo para resolverlo.

"Partimos del supuesto de que las mujeres somos tradicionalmente subordinadas y agredidas por la sociedad, lo que automáticamente hace que en una relación de pareja entre mujeres no haya violencia porque somos iguales, somos buenitas. Y pues eso no es cierto", dice Yolanda Ramírez.

Para la comunidad lésbica representa una especie de traición el que una pareja de mujeres salga, al mundo heterosexual, y hable de esos problemas. "Algunas lesbianas temen que al discutir o reconocer la violencia en las parejas pueda alentar los prejuicios y la lesbofobia en la comunidad heterosexual y reforzar el estereotipo de que las lesbianas son enfermas y las relaciones entre personas del mismo sexo son inestables. De hecho, las víctimas muchas veces temen buscar ayuda por el temor al rechazo y a ser estigmatizadas por la comunidad heterosexual o por temor de ser rechazadas o estigmatizadas por la propia comunidad lésbica", explica Falk.

3. A pesar de que algunos casos de violencia entre gays y lesbianas llega al asesinato, ésta no es noticia ni dentro de la comunidad ni fuera de ella. Mientras los asesinatos homófobos de gays y lesbianas atraen siempre un interés inusitado por parte de los medios de comunicación, la violencia doméstica sufrida por gays y lesbianas es invisible y en parte un tema tabú para los medios, y más aun para los medios gays. Los especialistas que trabajan en la prevención de este tipo de violencia hacen hincapié en que es muy difícil prevenirla porque, habitualmente, los gays y lesbianas no quieren ni oír hablar de ella.

Los que la sufren se avergúenzan, si es que son conscientes de su situación. Es una violencia tan invisible que piensan que no les pasa a nadie más. Suelen sentir vergúenza, además, porque es una violencia que proviene de una persona que es su igual (no como ocurre en el caso heterosexual); que es un hombre como él o una mujer como ella, por lo que la víctima suele sentirse avergonzada por no ser capaz de detener a su agresor o de defenderse. Además, estas situaciones son difíciles de reconocer como "violencia doméstica" por parte de la víctima por el prejuicio que dice que esta violencia se da siempre cuando hay un hombre y una mujer implicados.

Otra razón de la invisibilidad de este tipo de violencia es que los gays y las lesbianas creen que hacer público que en sus relaciones también pueden existir la violencia, el abuso, la humillación etc, sólo concitará sobre ellos aun más homo/lesbofobia. Muchos piensan que es obligación de la comunidad gay-lesbiana ofrecer a la opinión pública una imagen idílica de las relaciones homosexuales.

4. Otra de las barreras que se interpone entre la víctima y la denuncia es el miedo a que, al poner una denuncia por maltrato, su orientación sexual quede al descubierto. El miedo a salir del "closet" públicamente por una parte, así como el miedo a que a causa de su condición homosexual la policía o bien no le haga caso, o bien se burle o a su vez le maltrate, son causas todas ellas de ocultamiento de la realidad. En Costa Rica, existen grupos de apoyo y terapias individuales que tratan el problema de la agresión, comunícate con organizaciones de mujeres que trabajen la temática de la violencia doméstica, (CEFEMINA, Oficinas de la Mujer y otras) ellas sabrán referirte y aconsejarte.

También puedes acudir a la policía si estás siendo maltratada y tu integridad física está comprometida, recuerda que hay líneas de atención inmediata a la mujer agredida, como lo es la línea 800-300-3000 y la línea de emergencias 911, cuando llames a esta última, solicita que también te comuniquen con la línea del INAMU, para mayor seguridad de ser atendida sin discriminación o lesbofobia.

¿ Como reconocemos el ser agredidas ?

  • ¿ Nuestra compañera nos persigue todo el tiempo ?
  • ¿ Nos acusa constantemente de infidelidad ?
  • ¿ Se opone a nuestras relaciones con familiares y amistades ?
  • ¿ Nos prohíbe trabajar o estudiar ?
  • ¿ Nos critica por cosas pequeñas y sin importancia ?
  • ¿ Se pone iracunda fácilmente cuando bebe o consume drogas ?
  • ¿ Controla tus finanzas y te obliga a darle cuentas en detalle de tus gastos ?
  • ¿ Te humilla delante de otras personas ?
  • ¿ Destruye tu propiedad personal y objetos de valor sentimental ?
  • ¿ Te amenaza con hacerte daño ?
  • ¿ Te obliga a tener relaciones o practicas sexuales contra tu voluntad ?
  • ¿ Te golpea, empuja o lastima físicamente ?
Ten presente que nadie tiene derecho a hacerte daño, detén de inmediato cualquier indicio de maltrato, aunque este sea de palabra y no creas que se convertirá en hechos, debes dejar claro que NO tolerarás ningún daño, sea este físico, psicológico o material.